Hola a todo el mundo,
En esta entrada vamos a hablar sobre cómo plantear una historia. Antes de nada, lo que tenéis que tener muy claro es
qué queréis decir. Puede resultar obvio, pero esto se puede convertir en lo más difícil. McKee lo llama la "idea controladora", y él la definía como
"una idea controladora se puede expresar en una única frase que describa cómo y por qué la vida cambia de una situación al principio hasta otra al final". Por ejemplo, la idea que queremos desarrollar es
el amor es tan fuerte que es capaz de sobrevivir a la muerte, o e
n el futuro las máquinas serán las que gobiernen la vida de los humanos, e incluso el responder a una pregunta como
¿qué pasaría si nuestra vida se iniciase al revés de su curso normal? Como resultado podríamos tener historias como la de Ghost, Matrix o Benjamin Button. Por supuesto, el que escojamos un tema no significa que tenga que tener un género determinado, aunque sí que hay unos más comunes. Si nuestra idea controladora es
todos podemos conseguir nuestros sueños,
aunque eso nos pueda llevar toda la vida, podemos tener filmes como Up (comedia infantil), Billy Eliot (drama) o 3 Idiots (musical).
Pero, ¿por qué es tan importante la idea controladora? Porque a partir de ahí podemos empezar a construir nuestra historia. Lo que creemos tiene que reflejar qué queríamos contar, eso sí, de manera global. Porque si saturamos cada pequeño apartado de nuestro texto con el tema a tratar, al final el resultado es contraproducente: aburriremos al que queremos que nos lea o vea. Tampoco se puede expresar esta idea en un sólo momento a través del diálogo. Volviendo al ejemplo de
el amor es tan fuerte que sobrevive a la muerte, no podemos poner en un diálogo "-- Te amaré hasta la muerte Molly, aunque me quiten la vida volveré por ti. Nunca se acabará este amor." Porque redundaría demasiado y además carecería de sentido si en vez de seguir la trama de Ghost, siguiese otra como chica conoce a chico, se van a vivir juntos y chica le es infiel a chico, con lo que se acaban separando. Así que lo que se debe hacer es encontrar una línea argumental que exprese lo mejor posible la idea controladora.
Sobre el tipo de géneros que podemos escoger, Mckee recomienda documentarse antes con otros relatos (en este caso películas) del mismo género que el que queremos tratar para observar sus puntos fuertes y débiles. Aprender qué conflictos suelen ser los más habituales, la ambientación, las relaciones entre personajes, etc. (en otra entrada hablaré sólo y exclusivamente de los géneros).
Y una vez que tenemos el género y el tema, lo siguiente es hacernos un esquema del desarrollo de la historia. Cuando empezamos a escribir, y más cuando somos noveles, debemos pensar en todas las partes que va a tener desde su inicio hasta su final. Plantearnos preguntas como ¿dónde se sitúa mi historia? ¿Por qué quiero que sea en este lugar y en esta época? ¿Cuántos protagonistas tengo? ¿Cómo quiero que sea de extensa? ¿Cuál es el origen del conflicto? ¿Cómo se puede resolver? ¿Expreso de la mejor manera posible aquello que quiero contar?
Para cuando tenemos contestadas estas preguntas ya hay que sentar un poco la historia. Toda narración se divide en tres partes: introducción, nudo o desarrollo, y desenlace. Pueden seguir este orden, o no.
La introducción sirve para presentar a los personajes, su modo de vida, y es donde se produce el detonante, es decir, aquella acción que tiene como reacción el conflicto de la historia. Por ejemplo, imaginemos que Pepe es nuestro protagonista, y trabaja en una oficina. Pero esa mañana cuando le va a llevar el café a su jefe, se tropieza y se lo derrama encima al futuro socio chino de la fusión. Así que le despiden (detonante) y encuentra un trabajo en una heladería que resulta ser una tapadera de unos estafadores (conflicto).
En el desarrollo, se suele contar la historia en sí. Si seguimos con el ejemplo de Pepe, intentará que los estafadores no se den cuenta de que sabe lo que son, mientras les tiende una trampa para robarles una parte del botín.
Por último,
en el desenlace, se cuenta cómo se resuelven las cosas. ¿Pepe conseguirá salirse con la suya? ¿Le descubrirán los estafadores? ¿Resolverá sus problemas familiares? Todas esas preguntas, se contestan en el clímax, el momento con más tensión de todo el relato. Pero no se acaba ahí la historia. Generalmente continúa hasta un estado de reposo parecido al inicial, pero con los cambios que se han llevado a cabo durante el transcurso del relato. Pepe consigue el dinero de los estafadores y se va a Miami a vivir. (Profundizaré más sobre el esquema de las historias en otra entrada, puesto que aún quedan más elementos).
Y una vez tengamos este esqueleto, debemos pensar en cómo son nuestros personajes. ¿Quién será el protagonista? ¿Habrá muchos secundarios? ¿Meteremos personajes figurantes? ¿Cómo son, qué les gusta? ¿Qué vida tuvieron? Lo ideal sería hacerse una ficha para los personajes más importantes contando su vida. Esto nos ayudará a conocerlo mejor e incluso saber cómo habla, porque una persona de un nivel socio-económico alto no habla igual que otro de un nivel bajo. Ejemplo: Persona A: Si le place, querida Victoria, venirse a pasear conmigo por este parque tan esplendoroso.
Persona B: Venga chati, vamos a dar un garbeo los dos en mi buga.
No siempre es tan exagerado, claro.
También es importante saber cuáles son sus relaciones con otros personajes y si van a evolucionar a lo largo de la historia. (Nuevamente en otra entrada contaré más sobre los personajes).
Al principio puede costar mucho centrarse y elegir bien. Y cuando empezamos a escribir solemos ir con pies de plomo, pero en cuanto conseguimos enfocar bien todos los datos es, sin duda, más sencillo. Con el tiempo, todo esto se irá haciendo más mecánico porque sabremos los pasos que hay que dar antes de lanzarnos.
Como siempre, espero que os haya servido de ayuda y recibid un saludo.
Referencias:
McKee, Robert. El guión, Ed.: Alba
Sunders, Jean. Cómo crear personajes de ficción. Ed.: Alba